viernes, 28 de enero de 2011

Descripciones creativas de Macondo de participantes del Cìrculo de Lectura

Esta es la portada de la primera ediciòn de Cien años de soledad en la editorial Sudamericana en 1967.

A continuaciòn algunas descripciones de como se imaginan Maconco algunos participante del Cìrculo de Lectura .

Macondo

Una bella ciudad futurista dedicada a los ancianos. Sus pobladores son toda clase de gente alegre y credùla aveces conflictiva y tambièn amorosa.

Habìan plataformas para que se transportaran las personas de la tercera edad, es decir, las personas mayores donde no tenìan que hacer demasiado uso de energìa. Abordaban un tren para trasladarse a los entrenamientos de su predilecciòn; habìa peleas de gallos, circo, cine y tambièn lugares donde se dedicaban a la artesania de plata.

Lo que era màs solicitado era el viaje a la luna que tenìa ùnico requisito era sacar cita, ya que para tener acceso habìa que cumplir con ciertos requisitos como: no tener claustrofòbia porque era solicitado por sus beneficios al regular la presiòn arterial en su atmòsfera de gravedad cero.

La segunda preferencia eran las albercas de aguas termales que tenìan soportes especiales para evitar accidentes.

Las clìnicas contaban con adelantos de punta.

Evitaron situarla en lugares donde los desastres naturales podìan afectar la vegetaciòn y las bellas plantas de ornato.

Un lugar de descanso para esperar el final de la vida de manera digna y tranquila.

Autoras: Consuelo Ruìz Castañeda y Margarita Concepciòn Cuellar.




Macondo

Pueblo de calles empedradas y angostas con plantas de amapola. Las casas eran con rejas de madera estilo vencindad  con una fuentes en medio. En los patios de las casas habìa lavaderos grandes. Tanbièn estaba el cerro del Chichicastle. Cada casa contaba con dos puertas y una ventana. A cuatro cuadras del pueblo estaba el panteòn con un camino de àrboles de chirimoyas. En las noches llegaba Dràcula a comer quesadillas de chicharròn y molotes a casa de doña Ema solo en luna llena. Quedaba indigesto y se tiraba a la cama a dormir hasta el amanecer. Tenìa de mascotas pàjaros de primavera y les daba de comer plàtano.

Autores: Marìa Antonieta Coronado y Fernando Ceròn Vega.



Aviso: Queda pendiente subir otra descripciòn pero aparecerà.

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